El voto no puede representar solamente el interés personal, un buen ciudadano no solo vota por quien a él le convenga, sino por quien mejor pueda dirigir la ciudad. En días pasados, pregunté a algún amigo sobre su intención de voto que era contraria a la mía. “Me fue muy bien, con este hombre en su anterior cargo, tocaba repartir pero había para todos.” Aja!, y ¿quién asume los sobrecostos de la repartición?, pregunté entonces. La respuesta, solo fue una risa nerviosa. Los costos de la deshonestidad los asume siempre el contribuyente. Esa opción, de votar irresponsablemente, también es una opción personal.
Sin pretender un análisis exhaustivo de las hojas de vida, vale la pena repasar el abanico. A ese que mencioné ya, ustedes y yo lo conocemos de autos, de modo que no necesitamos mucha más información. Pero quienes no han desempeñado anteriormente cargos públicos, merecen tener una ventana de información más detallada, porque sus orígenes y ejecutorias no siempre son reconocidas. Por eso, refiero aquí un perfil de un profesional de la UIS, de origen humilde, con una enorme capacidad de emprendimiento y con una habilidad admirable para cumplir sus metas. Esa persona se llama Fernando Vargas. Un hombre serio, amable y de trato cordial. Con una personalidad realmente atractiva y una energía que irradia a su alrededor, que no sabría describir en este momento, pero que definitivamente es contagiosa.
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